¿Es Posible Eliminar el Reflujo sin Medicamentos ni Cirugía? Una Historia de Éxito

Estoy a punto de contarte una historia verdadera. Si me crees serás muy bien recompensado o recompensada. Si no me crees… haré que valga la pena tu tiempo para que cambies de parecer. Permíteme explicarte.

Mi nombre es Laura. Y fui diagnosticada con reflujo (también conocido como ERGE) en el año 2013.

Durante mi inalcanzable búsqueda por recuperarme de este mal, juré que iba a revelar mi historia de éxito con todo el mundo si lograba curarme. 

Y aquí estoy para contártelo a ti.

Un día al mediodía estaba almorzando con mi marido y mis dos hijas… cuando de repente comenzó uno de los síntomas del reflujo ácido. Fue un ardor en la boca del estómago… al cual no le presté mucha importancia.

A la noche — en la cena — volvió a aparecer el mismo síntoma: un ligero ardor en el pecho.

Al día siguiente el ardor se hizo más intenso. Y con el transcurrir de los días, los síntomas comenzaron a empeorar.

El ardor en el pecho se había intensificado bastante. Pero no era solo un ardor en el pecho… sino que también sentía un ardor en la garganta y sentía la boca seca. Además de eso… empecé a tener una tos rara.

Me costaba mucho pasar los alimentos sólidos. Y necesitaba tomar agua para poder tragar.

También se me hacía difícil dormir por falta de aire y siempre sentía que me subía algo desde el estómago hasta la garganta… como si un dragón estuviera escupiendo fuego dentro de mi cuerpo.

Harta de los síntomas… decido ir al médico, quien me dice que los síntomas apuntan a reflujo gástrico o ERGE (Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico).

Sin embargo, debo hacerte una endoscopía para confirmar.

Después de hacer el estudio y de mirar el resultado, el médico me informa que efectivamente tengo reflujo gástrico. Me da Omeprazol para tomar y me dice que lo tome por un mes. Pero los síntomas no calman.

El ardor sigue siendo el mismo. Por las noches debo dormir sentada porque el ácido sube y me quema todo el pecho. Muchas noches me resulta imposible dormir debido a la quemazón.

Cuando le cuento al médico cómo evolucionó la enfermedad, me aumenta la dosis del medicamento. Aún así, los síntomas no mejoran. Es más, parecen empeorar.

Así estuve por un año entero: sufriendo del reflujo y cambiando de medicamentos, los cuales no funcionaban.

En un año, mi ERGE empeoró tanto que el solo hecho de beber agua me provocaba reflujo. Créeme… mi caso no era para nada leve.

Hasta que el médico me sugirió la cirugía. Sino, mi voz se arruinaría. Y por lo tanto, mi carrera como cantante.

Fue en ese momento cuando visualicé la gravedad del asunto. Toda mi carrera como cantante podía derrumbarse por culpa del reflujo.

Todo lo que había logrado en mi vida podría desaparecer… junto con mi futuro.

Pero esa no era mi única preocupación. Mi otro gran temor era el cáncer de esófago.

Como seguramente ya sabes, el constante ácido que pasa por el esófago puede provocar cáncer. Y yo tenía unas altas probabilidades de sufrir cáncer si seguía por ese camino.

Temía por mi esposo y mis hijas. Si algo me sucedía a mí… él debía ocuparse de mis hijas sin mi ayuda. No podía dejarlo solo.

Aún así, era bastante escéptica en cuanto a la cirugía. Así que hablé con algunas personas que se habían sometido a ella. E hice mucha investigación. Y por lo que pude averiguar, la cirugía es bastante peligrosa.

Los efectos secundarios incluyen diarrea por un año. Y en el 85% de los casos, el reflujo puede volver a aparecer dentro de los 15 años.

Además, la cirugía consiste en hacer más pequeño el estómago. Cuando eso sucede, tu cuerpo puede sufrir de malnutrición.

Y tienes que ser muy cuidadoso con lo que comes. Ya no puedes volver a comer lo mismo de antes.

Inmediatamente descarto la cirugía. Y me propongo buscar una solución para mi problema. Si la medicina no puede ayudarme… voy a curarme por mi propia cuenta.

Así es como empiezo a buscar información por internet. Leo todo lo que encuentro para poder curar el reflujo de forma natural.

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Pero en internet hay mucha información errónea. En algunos sitios web veo que tal cosa es buena para el reflujo. Y en otros sitios leo todo lo contrario. En ese momento me siento muy perdida.

Aún así empiezo a aplicar algunos consejos que encuentro en internet. Por unos días mis síntomas mejoran. Pero después el reflujo empeora y los síntomas se vuelven insoportables.

Entonces decido aumentar aún más las dosis de los medicamentos. Pero eso no me ayuda mucho… y además siento que las medicinas están «matando» otras partes de mi cuerpo, como el hígado o mi estómago.

Mi vida social cambia rotundamente. Ya no quiero ir a cenar con amigos porque después sé que las horas posteriores van a ser muy malas.

En tres simples palabras… me siento miserable. Siento que mi vida está reducida y que no sirvo para nada.

«Parece que tendré que vivir toda mi vida con esta enfermedad», me digo a mí misma. «Y lo peor de todo es que los síntomas siguen empeorando».

Y es así como entro en una depresión terrible.

Mujer deprimida

Uno de esos días, me encierro en el baño, tomo un trapo y lo aprieto fuerte con los dientes para poder llorar sin que mi familia me oiga. Simplemente no quiero que ellos se den cuenta de mi sufrimiento.

Y mientras lloro, hago lo que muchas personas hacen cuando se ven obligadas a enfrentar momentos muy difíciles en la vida: oro y le pido ayuda a Dios.

Al día siguiente mi esposo me dice que unos amigos nos invitaron a cenar. Yo no quiero ir por lo que mencioné anteriormente. Pero me convence y accedo a ir.

Y como verás en unos instantes, hice bien en aceptar esa invitación, ya que esa cena sería uno de los momentos más importantes de mi vida.

Mi curación comenzaría ese mismo día.

En la cena estaban nuestros amigos, Carlos y Sara. Ellos eran los que organizaban la cena. Y también estaba una señora llamada Raquel.

Cuando Raquel vio que yo evitaba todo tipo de comidas y que comía muy poco, me preguntó si tenía algún problema… y le expliqué que sufría de reflujo.

Después de cenar, en un momento Raquel se me acerca y me pregunta qué tan grave es mi problema. Al escuchar lo grave que es, me cuenta que su esposo pasó por lo mismo que yo.

«Mi marido se recuperó de un terrible caso de ERGE después de muchos años de sufrimiento», me cuenta ella.

Me cuenta que fue hospitalizado muchas veces. Y él tampoco confiaba en la cirugía… por lo tanto siempre siguió buscando ayuda.

Raquel me contó que su marido encontró un libro en internet que lo ayudó a curar el reflujo que por tantos años lo atormentó. Una enfermedad que ningún médico supo cómo ponerle fin.

Ella me anota en un papel cómo se llama el libro (más adelante te digo cuál es el libro). Y me dice que lo buscara tan pronto como sea posible.

A pesar de todo lo que ella me contó, yo todavía seguía un poco escéptica. Sin embargo, nadie había podido ayudarme. Ya no tenía más opciones. Cuando llegué a casa esa misma noche, busqué en internet el libro.

Leí muy detenidamente de qué se trataba antes de adquirirlo. Era un tratamiento natural que — según lo que describía — había ayudado a muchas personas alrededor del mundo a curar el reflujo gástrico.

Los testimonios de las personas que se curaron con ese tratamiento natural eran muy alentadores. Esos testimonios — sumado a lo que me contó Raquel — me motivó a adquirir el libro.

Cuando ya tuve disponible el libro, lo leí en menos de un día. E inmediatamente empecé con el tratamiento natural.

Cambié la forma de alimentarme y otros hábitos de la vida cotidiana… y en tan solo 15 días muchos de los síntomas desaparecieron. No más ardor y dolores en el pecho.

Al cabo de 21 días, ya podía dormir sin ningún problema por las noches. Y cada mañana me sentía con una energía tan grande que hasta podía correr una maratón.

No solo el ardor y los dolores habían desaparecido por completo. Sino que mi salud en general estaba mejorando notablemente.

Había recuperado mi vida social de antes, como las cenas con amigos. Pero lo más importante de todo… había retomado mi pasión en la vida: mi carrera como cantante.

Eso fue algo revolucionario para mí. Después de dos meses de haber seguido este tratamiento, todos los síntomas habían desaparecido por completo. Me sentía 100% saludable.

Fue en ese momento cuando supe que estaba totalmente curada del ERGE

Y me di cuenta de la gran capacidad de autocuración que tiene nuestro cuerpo si atacamos la enfermedad desde el ángulo correcto.

Han transcurrido varios años desde que adquirí el libro. Y hasta el momento no he tenido ni un solo síntoma de reflujo. Puedo comer de todo otra vez… hasta tomo vino y café, pero sin excesos.

Quise compartir mi historia para darte esperanzas y que sepas que el reflujo puede realmente curarse con un tratamiento natural. Los medicamentos o la cirugía no son la única opción.

Sé muy bien lo doloroso que puede llegar a ser esta condición: interfiere con tu vida, te deprime y se apodera de tus emociones.

Pero NO te rindas.

Siempre mantén tu mente abierta a nuevas ideas. Nunca sabes cuándo la cura puede estar en frente tuyo.

Nuestros cuerpos fueron diseñados para sanar. El cuerpo humano es un sistema perfecto. El solo hecho que sea vulnerable a las enfermedades, no significa que sea incapaz de sanar.

Si quieres ver cuál es el libro que me ayudó a curar mi reflujo… haz clic aquí para ir a su página.

Ten fe en que te pondrás mejor y que te curarás. Y buena suerte en tu camino hacia una mejor salud.

Tu amiga,

Laura Cruz